Impacto científico: detectan inquietante coincidencia entre la señal espacial WOW! de 1977 y el cometa 3I/ATLAS

La señal WOW! sigue siendo un misterio cósmico casi medio siglo después. El cometa 3I/ATLAS reabre el debate sobre su origen.

3I_ATLAS

En agosto de 1977, el radiotelescopio Big Ear de Ohio captó una señal que cambiaría para siempre la historia de la radioastronomía. Duró apenas 72 segundos, pero bastó para dejar perplejos a los científicos: una emisión en la frecuencia de 1420 MHz, asociada al hidrógeno, que nunca volvió a repetirse. Aquella noche, el astrónomo Jerry Ehman anotó en los registros la palabra “WOW!”, consciente de que estaba ante algo extraordinario. Sin embargo, fue cauto y jamás aseguró que provenía de una inteligencia extraterrestre; simplemente reconoció que no podía descartarlo con los datos disponibles.

Un visitante interestelar reabre el debate

Casi 50 años después, la atención ha vuelto gracias al cometa 3I/ATLAS, un objeto interestelar que cruzó la misma región de la constelación de Sagitario desde donde se detectó la señal original. El astrofísico Avi Loeb, de la Universidad de Harvard, calculó que la probabilidad de que esta coincidencia fuera completamente aleatoria ronda el 0,6%. Aunque no sostiene que el cometa haya emitido la señal, considera que el fenómeno “merece una investigación detallada” y propone organizar nuevas campañas de observación conjunta. Su planteamiento ha dividido opiniones, pero también ha reactivado una discusión que llevaba décadas dormida.

Hipótesis enfrentadas entre los científicos

La pregunta que surge es inevitable: ¿podría un cometa emitir una señal tan precisa como la WOW!?
La mayoría de los astrónomos creen que no. Los cometas generan emisiones de radio débiles, producto de procesos químicos en su atmósfera, pero no existen mecanismos naturales capaces de producir una señal tan intensa y coherente. Además, las observaciones más recientes de 3I/ATLAS no han mostrado ninguna emisión electromagnética artificial.

En redes sociales han circulado teorías que hablan de “aleaciones industriales”, una “aceleración no gravitatoria inexplicable” y hasta una “anticola anómala”, pero los expertos piden cautela. La llamada anticola, aclaran, es un fenómeno óptico bien conocido, mientras que la aceleración adicional se explica por los chorros de gas típicos de los cometas activos. Tanto la NASA como la ESA han reiterado que no existe evidencia de tecnología o ingeniería en 3I/ATLAS.

Un tesoro científico más allá del misterio

Más allá de la controversia, lo que realmente fascina a los investigadores es el carácter interestelar del cometa. Se estima que 3I/ATLAS podría tener miles de millones de años, incluso más que el propio Sistema Solar. Según Davide Farnocchia, del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, estos cuerpos son “cápsulas del tiempo galácticas”, fragmentos que viajan durante eones y permiten estudiar materia primitiva de otros sistemas estelares.

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Un enigma que aún no se apaga

Aunque la coincidencia entre la señal WOW! y el paso del cometa podría ser casual, ha motivado nuevas observaciones en radiotelescopios y misiones espaciales. Si alguna señal similar vuelve a captarse, sería un descubrimiento sin precedentes. Si no, la enigmática señal de 1977 seguirá siendo lo que siempre fue: un eco misterioso del cosmos que aún se resiste a ser explicado, y un recordatorio de cuánto nos queda por comprender del universo.