El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, oficializó este miércoles un arancel del 50 % al cobre importado, medida que entrará en vigencia el 1 de agosto y que ya comienza a sacudir el tablero económico global. Chile, principal productor mundial del metal rojo, aparece entre los más perjudicados, con consecuencias inmediatas: en solo siete días, … Continued
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, oficializó este miércoles un arancel del 50 % al cobre importado, medida que entrará en vigencia el 1 de agosto y que ya comienza a sacudir el tablero económico global. Chile, principal productor mundial del metal rojo, aparece entre los más perjudicados, con consecuencias inmediatas: en solo siete días, el dólar subió de $926 a más de $950, y el euro alcanzó los $1.114, máximos del mes.
El anuncio, realizado desde la Casa Blanca como parte de una ofensiva industrial que revive las políticas arancelarias de su primer mandato, ha generado preocupación entre exportadores y autoridades chilenas. El cobre representa más del 50 % de las exportaciones del país sudamericano, por lo que cualquier restricción de acceso al mercado estadounidense impacta directamente en su balanza comercial y tipo de cambio.
“No se esperaba algo de esta magnitud. Creíamos que la cifra rondaría un 10 %. Un 50 % es una barrera virtual”, señaló Joaquín Villarino, presidente del Consejo Minero, al diario El Mercurio.
Tras el anuncio, el precio internacional del cobre retrocedió más de un 2,3 %, situándose en US$ 3,56 por libra, reflejando la inquietud del mercado frente a una eventual reducción en la demanda global. Aunque los futuros del metal en EE. UU. experimentaron un alza puntual —por el incentivo a la producción local—, los mercados globales reaccionaron con cautela ante el nuevo frente proteccionista.
Desde el ámbito político, las reacciones no se hicieron esperar. El senador chileno Juan Ignacio Latorre calificó la medida como “una amenaza directa a uno de nuestros sectores estratégicos” y llamó al Gobierno a activar canales diplomáticos ante la OMC. A nivel técnico, el Ministerio de Hacienda y el Banco Central confirmaron estar monitoreando los efectos en los flujos de divisas y precios internos.
“El cobre es la columna vertebral de nuestra economía. Si cae su precio o se entorpece su exportación, el tipo de cambio se resiente de inmediato”, comentó el economista Jorge Hermann, director de Hermann Consultores, en entrevista con Radio Duna.
En paralelo, el peso chileno se debilitó considerablemente. Solo en la última semana, la moneda local perdió cerca de un 2,5 % frente al dólar, mientras que el euro se apreció en proporción similar. Esta tendencia eleva el costo de productos importados, viajes y obligaciones en moneda extranjera, generando una nueva fuente de presión inflacionaria para la economía chilena.
Empresarios del rubro minero advierten que la medida podría no solo reducir los ingresos por exportaciones, sino además frenar inversiones en proyectos estratégicos. “La señal que se envía es de incertidumbre, y eso encarece el financiamiento”, declaró Diego Hernández, expresidente de SONAMI.
Proyecciones inciertas
Aún es temprano para medir el alcance real del arancel, pero los mercados ya descuentan un escenario más complejo para Chile. Si la medida se mantiene o se amplía a otros minerales, se podría configurar una tormenta perfecta: menos divisas, tipo de cambio elevado, presión sobre la inflación y posible ajuste en las proyecciones fiscales.
Mientras tanto, el gobierno de Gabriel Boric ha optado por la cautela. Según fuentes de La Moneda, se esperará una comunicación formal de Washington antes de emitir un pronunciamiento oficial. Sin embargo, puertas adentro ya se evalúan respuestas técnicas, entre ellas una posible modificación al presupuesto 2025 y nuevos estímulos a la diversificación exportadora.
En resumen: El arancel de Trump reabre el fantasma del proteccionismo en pleno siglo XXI, y coloca a Chile —dependiente de sus recursos naturales— en una posición vulnerable. El impacto ya se refleja en el alza del dólar, la caída del cobre y un clima de incertidumbre que podría extenderse durante todo el segundo semestre.

