En naciones como Países Bajos se aplica la edad mínima legal de 18 años para comprar alcohol, tabaco y drogas, pero un efecto dañino también se vincula con la comida rápida.
Gerard Adelaar, asesor independiente de políticas de salud y estilo de vida, y uno de los autores del informe publicado por el Instituto Científico del democristiano CDA, explica que necesita una “forma radicalmente diferente de tratar lo que comemos y bebemos para que el estilo de vida y el cuerpo estén mejor”.
Además, el grupo de expertos recomienda una prohibición de la publicidad de alimentos no saludables, alcanzar acuerdos sobre el suministro de este tipo de comida, y el aumento de los precios de la comida rápida para que deje de ser una primera opción.
Por tanto, refieren que si la industria no cambia su esencia recurrir al mínimo de edad como herramienta de presión.
Según reseña la agencia EFE, los autores del informe ven similitudes precisamente con los debates históricos sobre el alcohol y el tabaco, para los que hoy existe un mínimo de edad, pero consideran que “la comida que es poco sana está causando ahora más daño que fumar”.
