Pensó que era un dolor común de espalda y murió semanas después. Su historia encendió alertas médicas que hoy su familia pide no ignorar
Lo que parecía una molestia cotidiana terminó convirtiéndose en una tragedia. Steve Burrows, un hombre de 38 años oriundo de Cambridgeshire, Inglaterra, falleció apenas ocho semanas después de recibir un devastador diagnóstico: cáncer rectal en estadio 4 con metástasis, incluida una grave afectación al hígado.
Su caso ha generado impacto no solo por la rapidez con la que avanzó la enfermedad, sino también por los síntomas iniciales que, en un comienzo, parecían inofensivos.
El dolor que parecía algo muscular
A fines de julio, Steve comenzó a sentir punzadas en la zona baja de la espalda. Convencido de que se trataba de un problema muscular, intentó aliviar el dolor con ejercicios de yoga y reposo.
Sin embargo, lejos de mejorar, las molestias se intensificaron con el paso de los días, al punto de dificultarle moverse con normalidad. Su expareja, Bethan Kester, relató que incluso en ese estado él seguía restándole importancia a los síntomas, atribuyéndolos a la ciática o a “cosas de la edad”.
Un antecedente que elevaba el riesgo
El contexto médico de Burrows hacía que cualquier señal fuera especialmente delicada. Cuando era niño fue diagnosticado con Poliposis Adenomatosa Familiar (PAF), una condición genética que aumenta considerablemente el riesgo de cáncer colorrectal, y por la cual fue sometido a una cirugía a los 13 años.
Por eso, cuando el 28 de agosto recibió el diagnóstico definitivo, el impacto fue inmediato. Su entorno describió la noticia como un “shock masivo”.
Tumores, metástasis y un rápido deterioro
Con el avance de los exámenes, los médicos confirmaron que el dolor de espalda no era muscular. Se trataba de tumores que presionaban nervios, mientras que la enfermedad ya se había extendido al hígado.
El deterioro de su salud fue acelerado. En pocas semanas, su estado se agravó de forma irreversible y Steve Burrows falleció el 27 de septiembre, apenas dos meses después de que aparecieran los primeros síntomas.
El llamado de su familia tras la tragedia
Tras su muerte, su familia decidió compartir la historia con un mensaje claro: no minimizar síntomas persistentes y exigir evaluaciones médicas oportunas. También hicieron hincapié en la importancia de buscar segundas opiniones cuando las molestias no desaparecen o empeoran con el tiempo.
Una advertencia que hoy resuena con fuerza y que busca evitar que otros confundan señales graves con simples dolores pasajeros.

