Kurumi Kurosaki, la hermana menor de Narumi, durante una nueva jornada del proceso de apelación solicitado por la defensa de Nicolás Zepeda, acusado chileno de asesinato, tomó la palabra.
Con ojos llorosos, la joven declaró: “si estoy aquí delante de ustedes, es para describir a mi hermana mayor Narumi, a quien admiraba, y para describir lo importante que fue esta persona en mi vida. Al mismo tiempo, describiré el profundo dolor que hemos sentido desde su muerte”.
“Cada año, para festejar el cumpleaños de uno de nosotros, nos hacíamos una foto los tres, con la cumpleañera en medio. Narumi era siempre el centro de nuestra felicidad. Desde pequeña, mi hermana mayor siempre pensó en nosotros y en nuestra madre”, continuó.
Con clara emoción, Kurumi afirmó: “Narumi siempre me miró con sabiduría y serenidad, como si lo hubiera comprendido todo. Estoy segura de que ella decidió protegernos a nosotras, sus hermanas y a su madre”.
“Nuestra familia no era adinerada, pero Narumi era una alegría en la vida. Siempre que podía, jugaba conmigo”, dijo.
Asimismo, admitió: “quería ser como ella, era un ejemplo para mí. Perfeccionista, siempre me enorgullecía cuando me decían que me parecía a mi hermana”.
El misterio de la desaparición de Narumi
Después, abordó la desaparición.
“Honami (su hermana) me contó que ya no podíamos hallar a nuestra hermana mayor. Me quedé allí, sin comprender nada. Luego, llegó nuestra madre a casa. Lo recuerdo como si fuera ayer…”, expresó, antes de emocionarse nuevamente.
“Recuerdo esa escena donde mi madre, tan fuerte y enérgica, se derrumbó llorando. Repetía el nombre de Narumi incontables veces. Esa escena me hizo entender la terrible realidad”, añadió.
Así, el dolor inundó sus días. “En el tren me oculté detrás de la mochila. Vi a mi madre desolada. Con Honami, tratamos de evitar que nuestra madre se suicidara”, confesó la joven.
“Con mi hermana intentábamos ser fuertes. Era necesario para que nuestra madre siguiera viviendo”, añadió.
Dedicación a pesar del sufrimiento
Finalmente, reveló: “me sentí culpable por seguir mi vida de estudiante, mientras mi familia sufría un dolor indescriptible. Pero recordé las palabras de aliento de mi hermana mayor, ella quería que siguiera adelante. Continué yendo a la escuela todos los días para no defraudarla”.
“Seguimos esperando el retorno de Narumi. Mantuvimos nuestra unión para que, cuando Narumi vuelva, encuentre a su familia como antes”, concluyó.
Detrás de ella, su hermana Honami, su madre Taeko y Arthur Del Piccolo también terminaron llorando. Nicolás Zepeda, por su parte, “escuchaba imperturbable, inmóvil”, reportó L’Est Républicain.
