“No puede salir ni volar”: Grave antecedente podría dar un vuelco en caso de avioneta en Curacaví

Tragedia aérea en Curacaví suma nuevos antecedentes clave: presencia de hielo y copiloto sin licencia agravan hipótesis del accidente.

Curacaví

Una nueva línea investigativa ha surgido en torno al trágico accidente de la avioneta Piper Cheyenne II que se precipitó la noche del 7 de mayo en la comuna de Curacaví, en la Región Metropolitana. A través de imágenes obtenidas por cámaras de seguridad, se reconstruyeron los últimos instantes del vuelo, lo que sumado a peritajes técnicos está cambiando el rumbo de la indagatoria.

Últimos minutos en el aire: cámaras captaron parte del trayecto

Las grabaciones revelan que el siniestro ocurrió cerca de las 19:30 horas, solo 15 minutos después de que la aeronave despegara desde el Aeropuerto Arturo Merino Benítez, con destino al aeródromo de Rodelillo en Valparaíso. El avión cumplía funciones de ambulancia aérea y transportaba a seis personas.

Entre los ocupantes se encontraba el empresario José Luis Torres, residente de Renca, quien regresaba a su domicilio tras una intervención quirúrgica. Lo acompañaban un médico, una enfermera del SAMU, su yerno, el piloto y un copiloto.

El hielo y las condiciones climáticas, factores bajo análisis

Expertos en seguridad aérea han puesto el foco en las condiciones meteorológicas como posibles detonantes del accidente. A la altitud estimada de 3.000 metros, la temperatura rondaba los -5 °C, escenario propicio para la formación de hielo en la estructura del avión.

“El hielo modifica el borde de ataque del ala, lo que impide que genere la sustentación para la que fue diseñada”, explicó un especialista en conversación con T13.

Además, se identificaron otros factores agravantes, como turbulencia, escasa visibilidad y nubes de tormenta. Bajo estas condiciones, el hecho de que el vuelo se realizara con reglas visuales nocturnas genera serios cuestionamientos.

“Si se atraviesa una capa de nubes sin referencias visuales, no se dan las condiciones mínimas para un vuelo visual de noche”, señaló otro profesional del rubro.

Copiloto sin licencia habilitada: grave infracción

La tripulación a bordo también está siendo objeto de revisión. Si bien el piloto Cristian Muñoz estaba autorizado para operar una aeronave Piper Cheyenne II, su copiloto Luis Meneses no contaba con la habilitación correspondiente para ese modelo, una infracción directa a la normativa vigente para vuelos nocturnos o de emergencia.

“Si no está habilitado y la licencia no está vigente, no puede salir ni volar”, advirtieron expertos del sector aeronáutico.

Silencio de la empresa operadora

Hasta el momento, la compañía a cargo del vuelo, Coastline, no ha emitido ningún comunicado oficial respecto a la certificación del copiloto ni a las condiciones bajo las cuales se autorizó el despegue. Tampoco han respondido a las consultas de los medios de comunicación.

Este accidente se suma a otros incidentes recientes que han elevado la preocupación por los estándares de seguridad aérea en Chile, particularmente en vuelos sanitarios o de carácter humanitario. La Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) continúa con las investigaciones para esclarecer responsabilidades.