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José Antonio Kast logra una histórica victoria presidencial y abre un nuevo ciclo político en Chile, marcado por desafíos en seguridad, migración y economía.

Kast

Chile inicia una nueva etapa política tras una elección que remeció el escenario nacional. Con una votación sin precedentes desde el retorno a la democracia, José Antonio Kast se convirtió en Presidente electo, imponiéndose con holgura en todo el país y marcando un punto de inflexión en la historia reciente.

El triunfo del líder republicano no solo se explicó por una mayoría clara frente a Jeannette Jara, sino también por el impacto del voto obligatorio, que elevó la participación y lo llevó a superar los siete millones de sufragios, un récord absoluto en elecciones presidenciales chilenas.

Una victoria que reconfigura el mapa político

Kast, de 59 años, logró imponerse en las 16 regiones del país, consolidando un respaldo transversal que sorprendió incluso a sus detractores. Tras intentos fallidos en 2017 y 2021, su llegada a La Moneda se concretó gracias a una alianza amplia dentro de la derecha, sumando apoyos desde sectores tradicionales hasta corrientes más duras del espectro político.

Este respaldo interno fue clave para proyectar su candidatura más allá de su base original, permitiéndole capitalizar el descontento ciudadano en temas sensibles como seguridad, migración y economía.

Referentes internacionales y sintonía ideológica

El ascenso de Kast no pasa inadvertido fuera de Chile. Su discurso y propuestas lo han vinculado con una nueva generación de líderes conservadores en América y Estados Unidos.

Seguridad, economía y migración: los ejes compartidos

En materia de orden público, el Presidente electo ha destacado el enfoque de “mano dura” impulsado por Nayib Bukele en El Salvador, experiencia que incluso conoció en terreno con una visita a la megacárcel de ese país.

En el plano económico, su propuesta de un fuerte ajuste fiscal, estimado en US$ 6.000 millones en un plazo acotado, lo acerca al estilo de reformas promovidas por Javier Milei en Argentina, asociadas a la llamada “motosierra”. No fue casual que el mandatario trasandino celebrara su triunfo como un avance de las “ideas de la libertad”.

A esto se suma una retórica firme frente a la inmigración irregular, con planteamientos que recuerdan a Donald Trump, incluso en el uso de consignas inspiradas en “Make America Great Again” por parte de algunos de sus adherentes.

El desafío de gobernar sin mayoría parlamentaria

Pese a la contundencia del respaldo ciudadano, el nuevo Mandatario enfrentará un Congreso fragmentado, donde no contará con mayoría absoluta. Este escenario lo obligará a “construir acuerdos” si quiere sacar adelante sus principales reformas.

Analistas y críticos suelen encasillarlo con etiquetas como “ultraderechista”, “nacionalista” o “populista”. Sin embargo, desde su entorno subrayan una diferencia clave respecto de otros líderes afines: el tono. A diferencia de estilos más confrontacionales, Kast ha optado por un discurso menos estridente, cuidando las formas aunque mantenga posiciones firmes en el fondo.

Un inicio de gobierno bajo alta expectación

La administración que asumirá en marzo estará marcada por una agenda intensa desde el primer día. Temas como seguridad, control migratorio y estabilidad económica aparecen como prioridades inmediatas, en un contexto que exigirá decisiones complejas y, según su propio sector, “decisiones difíciles”.

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El nuevo ciclo político ya está en marcha y promete tensionar el debate público, poniendo a prueba tanto al gobierno entrante como a la institucionalidad chilena en su conjunto.