Nuevos testimonios y registros contradicen versiones clave en la desaparición de la concejala María Ignacia González. El caso suma dudas.
La desaparición de la concejala de Villa Alegre, María Ignacia González, continúa envuelta en dudas y contradicciones que hoy vuelven a estremecer a su entorno y a la comunidad local.
Con el paso de los días, nuevas declaraciones, registros audiovisuales y acciones posteriores a esa madrugada clave han abierto flancos que podrían resultar determinantes para esclarecer qué ocurrió realmente tras la última vez que se le vio con vida.
Una reunión que hoy concentra las miradas
A mediados de junio, la autoridad comunal participó en un encuentro privado junto a su prima y los dueños de casa, identificados como M.M. y J.C., padres del administrador municipal Rodrigo Cancino, quien no se encontraba presente esa noche.
Lo que en un comienzo parecía una reunión social sin mayores sobresaltos, hoy se analiza con lupa debido a inconsistencias horarias y testimonios que no coinciden entre sí.
La versión inicial sobre la salida de la concejala
M.M. relató ante los investigadores que la reunión transcurrió con normalidad y sin episodios llamativos. Según su testimonio, la concejala no habría utilizado su teléfono durante la velada y se retiró por decisión propia.
“Estuvimos compartiendo y jugando, viéndola de manera normal, sin problemas, mientras estuvo en mi casa no recibió ninguna llamada telefónica y tampoco la vi con celular. Así estuvimos parte dela noche cuando en un momento María Ignacia nos dice que se va… no sé bien a qué hora habrá sido, yo creo que fue entre las 00:30 a 01:00 de la madrugada, ya que no estaba pendiente del teléfono. A lo que yo digo que me avise el momento que llegue a su domicilio.”
No obstante, los registros vehiculares contradicen ese horario, ya que el automóvil de la concejala fue captado saliendo recién a las 02:00 de la madrugada.
Registros que contradicen los relatos
Uno de los antecedentes más complejos del caso se relaciona con J.C., dueño de casa, quien aseguró haber ido a dormir cerca de la medianoche.
“Cerca de la medianoche, me despedí para ir a acostarme, ya que al día siguiente tenía que trabajar. Tras una hora, quizás un poco más, sentí cuando la María Ignacia se despide de mi señora y su prima… Mi esposa le pide que una vez que llegue a su casa, le avise. Tras eso, yo me dormí.”
Sin embargo, un video captado a las 01:17 horas lo muestra caminando por la calle mientras paseaba a su mascota, en pleno desarrollo de la reunión.
La explicación frente a las cámaras
Consultado por esas imágenes, J.C. reconoció al animal, aunque dijo no recordar el momento exacto.
“Reconozco al perro que aparece en el video y de acuerdo a las imágenes que me exhiben, debo ser yo. Sobre el día y la hora que se me señala, esto no lo recordaba y aún no lo recuerdo. No puedo señalar que sea el día que me indica, el 15 de junio en la madrugada.”
Por su parte, M.M. aseguró no haber notado ninguna salida nocturna de su esposo.
“No recuerdo que él hubiese salido ese día a pasear el perro en ningún momento y menos en el horario que me indican, ya que a esa hora él estaba acostado en el dormitorio y en el caso de haber salido nos habríamos percatado, porque la única vía de salida es la puerta de la calle. No tengo una explicación y de hecho me sorprende.”
La voz de la familia y nuevas sospechas
Camila Gallegos, hija de la concejala desaparecida, expresó públicamente sus dudas respecto a la versión entregada por el dueño de casa, apuntando a un comportamiento que considera difícil de justificar.
“está entre 10 a 15 minutos en la calle y él dice que no se acuerda, entonces cómo es posible que no se vaya a acordar de lo que hizo, obviamente nos hace pensar que algo están ocultando”.
Un antecedente que agrava el escenario
A estos elementos se suma un dato que no pasó desapercibido para la investigación: Rodrigo Cancino, hijo de los dueños de casa y administrador municipal, habría revisado imágenes correspondientes al día de la desaparición sin contar con autorización para hacerlo.
Este nuevo antecedente refuerza la tesis de que aún existen piezas faltantes en un caso que mantiene en vilo a Villa Alegre y que sigue sumando interrogantes a medida que se conocen más detalles.
