Aunque el paracetamol es seguro para la mayoría, ciertos grupos deben evitarlo o consumirlo con precaución.
El paracetamol es uno de los fármacos más populares en el mundo. Se utiliza en comprimidos, jarabe y gotas para aliviar dolores leves como el de cabeza y para reducir la fiebre.
Pese a su amplia disponibilidad, este analgésico y antipirético no está libre de riesgos. El uso excesivo o en personas con condiciones específicas puede provocar complicaciones graves.
Personas que deben evitar el paracetamol
La Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam) detalla que hay ciertos grupos que no deben consumir este medicamento:
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Pacientes con hipersensibilidad al fármaco.
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Personas con daño hepático o que estén tomando medicamentos hepatotóxicos o que sufran de nefropatía, ya que el paracetamol se metaboliza en el hígado.
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Mujeres embarazadas, debido al riesgo que implica su administración por períodos prolongados.
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Quienes ingieren tres o más bebidas alcohólicas al día de forma continua, ya que aumenta el riesgo de daño hepático o sangrado digestivo.
Uso prolongado: un riesgo adicional
El organismo académico advierte que el consumo prolongado de paracetamol puede potenciar sus efectos adversos y, en ciertos casos, agravar condiciones hepáticas o renales preexistentes.
Dosis máxima segura en adultos
En personas adultas, la recomendación general para tratar dolor o fiebre es de 325 a 1.000 mg cada cuatro horas, con un límite diario que no debe superar los 4 gramos.
Ajustes en pacientes con insuficiencia renal
Para quienes presentan problemas renales, se aconseja espaciar las dosis:
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Cada 6 horas en casos de daño renal moderado (tasa de filtración glomerular entre 10 y 50 ml/min).
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Cada 8 horas si la tasa de filtración glomerular es inferior a 10 ml/min.

