Envió fotos desnuda a un sanador y la extorsión fue letal: El oscuro caso que enluta a Calbuco
La trágica muerte de Javiera Campos ha desencadenado una querella criminal, acusando a un falso sanador de extorsionarla y llevarla al límite. La familia busca justicia en medio de esta dolorosa pérdida.
El trágico fallecimiento de Javiera Campos Soto, de 22 años, ha llevado a su familia a presentar una querella criminal, acusando a un falso sanador venezolano de extorsionar a la joven, lo que podría configurar el delito de suicidio femicida. Según la defensa de la familia, la extorsión fue el detonante de la tragedia.
La historia de Javiera Campos y el inicio del acoso
En agosto, Javiera, conocida en Calbuco por su trabajo como fletera y administradora de lanchas, comenzó a contactar a un desconocido a través de WhatsApp buscando alivio espiritual. La joven, apodada “la reina del muelle de los pescadores”, había confesado a una amiga estar agotada, quien le recomendó un supuesto sanador que realizaba “limpiezas espirituales”.
El 28 de agosto, Javiera se contactó con Rubén, un ciudadano venezolano que residía en Pudahuel. En sus conversaciones, él le solicitó fotos desnuda y 475 mil pesos para realizar una “descarga”. Al día siguiente, volvió a pedirle dinero, esta vez 700 mil pesos, argumentando que necesitaba realizar un sacrificio animal. Javiera accedió, pero comenzó a sospechar cuando le pidió más dinero y decidió bloquearlo.
Amenazas y acoso hasta el trágico final
El acosador no se dio por vencido y volvió a contactar a Javiera por Facebook, amenazándola con mensajes como “Paga o quieres que te mate” y advirtiéndole que publicaría sus fotos íntimas si no cumplía con sus demandas. Desesperada, el 30 de agosto, Javiera le contó la situación a su madre y presentó una denuncia en la Cuarta Comisaría de Carabineros de Calbuco. Sin embargo, el acoso no cesó y, finalmente, la joven decidió quitarse la vida en una bodega de su familia.
El abogado Marco Silva, representante de la familia, explicó que Javiera se sintió acorralada. “El acosador sabía dónde vivía, conocía a su familia y amigos. La humillaron al punto de que sintió que su vida cambiaría drásticamente y que jamás volvería a ser la misma”, afirmó Silva.
El abogado sostiene que la conducta del extorsionador encaja en la figura de suicidio femicida, señalando que “es una decisión que sólo se explica ante un acosador de características sexuales, pues en virtud de su género planea desde un principio o matarla o que se suicide”.