“Me explicaban que él se iba a ir…”: hija de Carolina Arregui relata el momento en que supo del cáncer de Roy Sothers
Una joven actriz chilena relata la emotiva historia de su relación con quien siempre consideró su verdadero padre.
La hija de Carolina Arregui, María Jesús Sothers, ha compartido públicamente una historia profundamente emocional sobre el vínculo inquebrantable que la unió al fallecido médico Roy Sothers, a quien siempre reconoció como su padre, más allá de los lazos biológicos.
Un lazo más allá de la sangre: la adopción emocional y legal
Aunque Roy Sothers no era su padre biológico, la joven nunca dudó en llamarlo “papá”. Esa conexión se profundizó tanto que, en 2017, ambos decidieron formalizar ese amor filial a través de un proceso legal de adopción.
“Jesú, hay una manera legal de que seas mi hija y como tú siempre has sido Sothers, ahora legalmente en tu carnet pueda aparecer tu apellido. Entonces no sé si te gustaría tenerlo y que yo te adopte legalmente como tu papá”, le propuso el médico.
Para María Jesús, este acto no cambió su sentir, pero sí tuvo un valor simbólico muy importante.
“Yo siempre lo sentí como mi papá, entonces fue un cambio mínimo, pero muy significativo a nivel emocional, ya sentirse realmente parte de la familia”, recordó.
El impacto del cáncer: una noticia que llegó en la infancia
Durante una entrevista con Mega, la actriz rememoró el duro momento en que se enteró de la enfermedad de Roy Sothers. Era solo una niña cuando la familia, con mucha discreción, le explicó lo que sucedía.
“Él siempre llevó la situación de la mejor manera. Cuando nos contó yo era muy chica y no entendía. Cuando me explicaban de que en algún momento él se iba a ir, me costaba mucho comprender por qué… No era una decisión de él, era que la vida lo decidió así”, relató con emoción.
Un legado emocional
El fallecimiento de Roy Sothers dejó una marca imborrable en la vida de María Jesús, quien no solo lo vio como una figura paternal, sino como un pilar fundamental en su desarrollo personal y emocional.
La historia de esta adopción tardía y simbólica revela cómo el amor y el compromiso pueden trascender la genética, y cómo un gesto legal puede consolidar un lazo construido desde el corazón.
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