Panta Pretovic decidió hace 20 años aproximadamente, alejarse por completo de la civilización para vivir en una caverna en Serbia, buscando evitar el contacto con la sociedad.
Su hogar se encuentra en una montaña de Stara Planina, al sur de Serbia, en donde cuenta con una bañera que Stara Planina, al sur de Serbia, en donde cuenta con una bañera que utiliza como inodoro, algunas banas y un montón de heno que utiliza como cama.
Tiene como mascotas a distintos animales entre los que se encuentran 30 perros y gatos, cabras y gallinas, pero su favorita es Mara, una jabalí adulta que encontró hace ocho años atrapada entre algunos arbustos.
Se alimenta de hongos y pescados que saca de una quebrada cercana. Del mismo modo, en algunas ocasiones baja al poblado de Pirot a buscar sobras en los basureros, acción que se ha hecho común luego de que sus animales fueran atacados por lobos. Debido a ello, el hombre decidió trasladarlos a una choza que levantó a las afueras de la ciudad.
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Tras conocer al virus en uno de sus viajes dijo el virus “no escoge, vendrá aquí también a mi, a mi caverna”.
“Quiero recibir las tres dosis, incluida la adicional, llamo a todos los ciudadanos a vacunarse, a cada uno de ellos”, señaló.
“Yo no era libre en la ciudad. Siempre hay alguien en tu camino, se discute con la esposa, los vecinos o la policía”, agregando que “aquí nadie me molesta”.
Del mismo modo contó que antes de aislarse donó todo el dinero que tenía a la comunidad, para financiar la construcción de tres pequeños puentes en el pueblo. Según dice, “El dinero es una maldición, echa a perder a las personas. Creo que nada corrompe a la gente como el dinero”.
